miércoles, 10 de julio de 2013

SEMBRAR UN MARATON

En días pasados, mientras daba zancadas algo lentas pero seguras, me vino a la mente esta entrada, que luego remodelé y ahora publico.
Fue una mañana, en la que mientras rodaba me iba fijando en los rastrojos, algunos de ellos con conejillos correteando y alguna que otra pollada de perdices, que hacen mi delirio, pues la caza es otra de mis aficiones.
Y es que una temporada o la preparación a un maratón es similar a la naturaleza misma, o en su caso al proceso de preparar, sembrar y recoger un sembrado, por lo que intentaré describir esta gran metáfora que me vino a la mente lo mejor posible, que seguro que algunos entendidos  le ponen algún defecto, pero espero se lo tomen con humor y con cierta reflexión.
La preparación para un sembrado comenzaría en la fase de preparar el terreno, arándolo e incluso embasurándolo o abonándolo, al igual que la preparación al maratón, la primera fase sería hacer rodajes y poniéndose a tono para que el comienzo del plan de entrenamiento no nos pille en baja forma.
La segunda fase, en este tema agrícola, sería la siembra en sí, repartir el grano en la tierra para recogerlo multiplicado, esperando alguna lluvia para que germine después, una fase de las más importantes, pues en el asunto del maratón, esta segunda fase, sería  también una de las fases más importante del proceso, sería la pretemporada o inicio del plan de entrenamiento con éntrenos dedicados especialmente a la fuerza para evitar posibles lesiones posteriores e ir rodando a ritmos más flojos pero que en realidad son los que te dan el fondo.
Una tercera fase; rulear o allanar el terreno para compactar el sembrado y evitar así que el proceso de segado no suponga ningún problema a la cosechadora, también y una vez que va despuntando el sembrado, se abona e incluso se sulfata de las posibles malas hierbas, mientras se espera que la meteorogila sea favorable. La tercera fase en la preparación a un maratón yo la pondría en las semanas de carga kilométrica, ejercicios de acondicionamiento físico y técnica de carrera, cambios de ritmo que es el abono para las futuras series y alguna visita al fisio para descargar y prevenir lesiones, lo que sería el sulfato para las malas hierbas.
Otra fase de la siembra, esta ya más cómoda es regar el sembrado, ya verde, y con sus surcos bien visibles, para que el terreno coja humedad, la raíz fuerza y la planta sea más consistente. Al igual en versión maratoniana, esta fase sería, aunque no tan cómoda, si más agradecida, pues comenzaríamos con las series, eso sí sin descuidar la fuerza, pudiéndose hacer en cuestas y dejar un poco ya la gimnasia.
Cuando llega la siguiente fase y ya esta la mayor parte del camino recorrido, llegan los miedos, pues al igual que es importante que la espiga grane adecuadamente, esperamos que la meteorología no nos juegue ninguna mala pasada, pues las nubes y tormentas están a la orden del día en estas fechas, por lo que si este fenómeno meteorológico no nos arruina la recolección, esperamos que el color verde se transforme en amarillento y seque correctamente para que el día D esté todo perfecto. Esto yo lo compararía cuando estamos ya casi con el punto o pico de forma y la mayor parte del entreno esta realizado y ya empiezan los miedos a las lesiones, cuando nos probamos en alguna media y psicológicamente nos vemos fuertes, pero a la vez vulnerables por agentes externos en formas de lesiones, por lo que empezamos a disminuir kilometraje esperando que al igual que la siega el día D lleguemos en perfecto estado.
Y llega el día D, para el agricultor el día es importante, pero de sobra sabe que si al final recoge el fruto o el grano es por el esfuerzo que se ha realizado durante meses, solo queda que la cosechadora haga su trabajo y el transporte sea efectivo, y luego el peso especifico, la humedad del grano o el precio sean adecuados aunque este cerca de la perfección siempre esperaremos algo más. El atleta también cuando llega el día D, sabe que es el más importante, pero que sin el trabajo de varios meses no estaría seguro de sus posibilidades, aunque sí, en este caso recorrer los 42 y pico es algo más duro que cosechar pues ahora esto de la siega esta mecanizada, esto lo compararía yo, años atrás, cuando se segaba a mano con una hoz en el mes caluroso de junio. Cuando el runners llega a meta aunque haya conseguido su mejor marca y la satisfacción sea más que notable, siempre esperaría algo más.
Bueno y esto no acaba, pues la rastrojera queda lleno de paja, la cual, se puede hacer alpacas o haces, y, se recogerá también un ingreso extra, pues aunque menor, también el pastor o ganadero de turno nos dará unos eurillos por este menester. El corredor popular también tiene su rastrojo lleno de paja particular, en forma de supercompensación de la preparación del maratón y unos 15 o 20 días más tarde puede competir en alguna prueba de 10 kms, para intentar hacer una buena marca, que aunque no sea como la satisfacción de cruzar la línea de meta de una maratón siempre es otro aliciente más.
Al final queda el rastrojo, con sus conejillos y alguna que otra pollada de perdices, esperando una nueva fase, si bien siembra de nuevo u otro producto agrícola, al igual que el corredor tiene unos días de rastrojo esperando la nueva fase, otra maratón u otro objetivo.

No se como me ha salido la definición de esta comparación o metáfora, lo que es cierto es que es cuanto menos curiosa esta comparativa que me surgió en mi cabeza cuando corría por el campo al lado de un  rastrojo, que por cierto es la fase en la que me encuentro.

1 comentario:

  1. Kino, difícil encontrar una comparación más original, bonita y precisa que la que has escrito. Enhorabuena por la entrada

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