Cuando hace ya más de 15 días que finalicé mi decimocuarto
maratón y apenas he dado unas zancadas, por matar el gusanillo, pues me prometí
un descanso y recuperación total, me dispongo a escribir este post, y como no
puede ser de otra manera, mis líneas irán dedicadas de nuevo a la distancia de
los 42.195 metros.
Y sí, como el título de esta entrada dice, el maratón es un
reto constante, y nada más cruzar la meta del último ya se está preparando el
siguiente, el nuevo reto está en marcha y la preparación a la distancia reina
del atletismo ha comenzado de nuevo, y aunque se esté parado 15, 20 ó 30 días,
estos también cuentan, y una vez que nos
decidimos a volver de nuevo y aunque se empiece corriendo poca distancia, con
poca intensidad y parezca que la preparación comenzará con el plan de
entrenamiento, no es así.
Para un maratoniano el maratón es un objetivo continuo, pues
la cabeza siempre está pensando en el siguiente reto, y a pesar de no querer
reconocerlo, el cuerpo que es sabio es el que va marcando las pautas a seguir,
te pide correr, te pide descansar, te pide más intensidad, te pide más
relajación, te pide marcha, te pide recuperación y a pesar de creer que tú lo
dominas tus creencias son falsas, la mente y el cuerpo son los que te dicen cuándo
y cuánto debes correr, aunque a veces les engañes, ellos responden en forma de
lesión o saturación, por lo que es mejor no mentirles y llevarse bien con
nuestro cuerpo y nuestra mente.
Una vez dicho todo esto, mi reflexión o conclusión es que yo
estoy preparado para mi próximo objetivo, para mi próximo reto, de hecho estaba
preparado una vez terminada mi último maratón, renqueante de mi rodilla, pero
mi cuerpo y mente no lo están, así pues aunque sea yo el que mande y disponga…,
siempre se hace lo que me pide el cuerpo y mente, por lo que de momento seguiré
esperando a tener noticias que me digan que ya puedo comenzar, y como no puede ser
de otra manera seguiré pensando en el siguiente reto pero si no tengo permiso
lo pospondré a otro, y si no a otro, pues joven soy (o así me siento) y prisas
no tengo.
La paciencia es señal de sabiduría y experiencia, por lo que tus reflexiones, aunque personales, contienen mucho sentido común, si este lo aplicáramos haciendo caso a las señales de nuestro cuerpo y mente, mejor nos irían las cosas; como dices, eres joven, hay muchos maratones por correr.
ResponderEliminarSaludos, Emilio Díaz .