Según definición del diccionario de la Real Academia de la
Lengua Española, la palabra maratón tiene tres significados diferentes, el
primero y para mí el auténtico es; “en el
atletismo, carrera de resistencia en la que se recorre una distancia de 42
kilómetros y 195 metros”, la segunda es; “competición de resistencia. (ejemplo, maratón de baile de 18 horas)”,
y la tercera es; “actividad larga e
intensa que se desarrolla en una sola sesión o con un ritmo muy rápido”.
Como se puede ver la palabra maratón no solo se utiliza para
su definición real, sino para algo más, pero insisto en que la definición real debería
ser la única, pues la historia quiso que se le pusiese ese nombre a una carrera
que se creó por la hazaña del soldado Filípides, de todos de sobra conocida.
Hoy voy a escribir sobre que es el maratón en la actualidad,
según mi versión claro, pues sobre gustos colores y seguro que hay un montón de
opiniones y definiciones.
Cuando tomas la decisión en tu cabeza correr un maratón es
cuando realmente empieza dicha carrera,
el maratón no es una carrera cualquiera, es la carrera que pone el
cuerpo a un límite en su justa medida, pues aunque en cualquier competición
deportiva exigente se pone el cuerpo al límite, como en el maratón ninguna, ni
siquiera las ultras, pues estas, en mi opinión rebasan el límite y tienen objetivos diferentes, aunque igual de meritorios.
Todos hemos visto imágenes de llegada a meta en un maratón, imágenes de atletas extenuados, atletas que no
pueden controlar su cuerpo, incluso en atletas élite, atletas súper preparados
y que sin embargo ponen al límite el cuerpo en esta distancia, que por otro
lado es la distancia reina del atletismo, quizás lo sea por esta razón.
Como he dicho antes un maratón comienza cuando tomas la
decisión de correrlo, buscas un plan de entrenamiento adecuado en duración,
exigencia y por supuesto acorde con un objetivo real para cada uno y todo va
enfocado a ese día, a un solo día, a veces la preparación dura 18 semanas, que
es el tiempo ideal, a veces algo menos e incluso a veces algo más.
En lo que dura esta planificación hay que hacer muchos
kilómetros, ejercicios de fuerza, técnicas de carrera, series o fartleck, cuestas,
tiradas largas, rodajes e incluso algunos entrenamientos cruzados como pueden
ser la natación o ciclismo, y todo esto para poder enfrentarse con garantías a
la distancia, en ese día D que esperamos con ilusión, sorteando lesiones,
inclemencias del tiempo y robando tiempo de donde sea simplemente por cumplir
nuestro objetivo.
Es un sacrificio que se hará gustosamente, aunque a veces
cueste mucho, se haga duro y largo, y se
pierdan otras actividades de ocio o familiares que se podrían hacer de no ser
por la ilusión de vencer los 42 y pico,
e incluso tener que renunciar a la participación de carreras que nos gustaría disputar.
Una vez hecha dicha preparación, y si no tenemos la mala
suerte de alguna lesión, estaremos preparados para disfrutar y disputar la
carrera reina con garantías, y aunque
estemos muy preparados no tendremos la seguridad al 100% de poder finalizarlo
cumpliendo el objetivo, pues como he dicho antes sometemos al cuerpo a un
límite que no sabemos cómo pueda reaccionar durante ese esfuerzo, aunque si la
preparación ha sido buena tendremos muchas posibilidades de finalizar nuestro
maratón con las máximas garantías.
Luego hay otros factores ajenos que no podemos controlar, la
meteorología, el estado de ánimo en ese momento, cualquier constipado o
dolencia muscular, el circuito, la animación por parte del público, etc., por
lo que un maratón tiene muchos factores que pueden hacer que todo salga
perfecto o que no lo salga tanto.
Una vez que nos encontremos en la línea de salida habremos
conseguido nuestro primer éxito, pues con el mero hecho de intentar completar
los 42.195 metros es señal de que hasta ese momento todo ha salido bien y que
estamos convencidos, con algunas dudas como es normal, de que estamos preparados para cruzar la línea de meta.
Durante la carrera es muy importante elegir bien el ritmo,
no equivocarse, pues esto es lo más difícil ya que si se llega en buen estado
de forma podemos subestimar la distancia y salir más fuerte y a partir del
kilómetro 30, que es cuando realmente comienza el maratón, y llegar a ese punto kilómetrico agotados, por
lo que hay que saber dosificar y a veces retenerse para llegar en condiciones y
con garantías al kilómetro 30 ó 32. A partir de dicho kilómetro es cuando
el cuerpo empezará a experimentar sensaciones que no hemos entrenado y si vamos
justos se nos puede hacer una eternidad los 10 ó 12 kilómetros restantes y es cuando
aparecerá el temido muro que si hemos elegido bien el ritmo y hemos sido
conservadores no llegará, pero que si llega hay que tirar de cabeza y psicología
y vencer los momentos difíciles, por lo que aquí entra otro factor que debemos
gestionar durante la carrera, por lo que tener buena cabeza puede ayudar tanto
como tener buenas piernas, hay que ir preparado psicologicamente y asumiendo que pasaremos momentos díficiles.
Cuando estemos próximos a la línea de meta, seguro se nos
pasaran un montón de cosas por la cabeza, pero la sensación de cruzar dicha
línea es inenarrable, es algo que el que haya conseguido finalizar un maratón lo
sabe perfectamente, pero el que no lo haya hecho es muy difícil contárselo,
pues es una mezcla de un montón de cosas y te sientes especial contigo mismo,
has conseguido el objetivo, vencer la distancia.
Seguro que me podría haber extendido mucho más y estar
escribiendo muchas más líneas pero esto es una definición de la palabra
maratón, o por lo menos para mí lo es, aunque en el diccionario de la Real
Academia de la Lengua ponga otro más reducido, seguro que cada maratoniano
tiene su propia definición de la palabra MARATÓN, pues es una prueba singular,
especial y que por sus características es un reto que cada vez tiene enganchado
a más gente, solamente hay que ver que cada vez hay más maratones y estas cada
vez están más concurridas.
Para fraseando a Vujadin Boškov el cual dijo “futbol es futbol” yo diría…
MARATÓN ES
MARATÓN